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Cómo fueron los desesperantes días finales del último mamut de la Tierra

BBC Mundo.- Los mamuts, esas
bestias gigantes y peludas, dejaron de existir en tierra firme hace más de
10.000 años; pero en una isla del Mar de Bering, en el Océano Pacífico, estos
animales lograron sobrevivir por otros milenios más, hasta que cavaron su
propia muerte.
De unos 6.000 kilos,
colmillos gigantes y completamente cubiertos de pelo, los mamuts no lograron
sobrevivir tras el fin de la Edad de Hielo.
Su cuerpo sencillamente no
estaba preparado para el aumento de la temperatura.
Así que, mientras que la era
posglacial ha sido determinante para el auge y desarrollo de la raza humana, en
el Polo Norte, en la isla de Saint Paul, los días estaban contados para estos
mamíferos.
Y esta vez no fuimos
nosotros, puesto que allí no existe registro de actividad humana antes del
1700, muchos siglos después de que el último mamut desapareciera.
Según un reciente estudio
publicado en la revista especializada Proceedings of the National Academy of
Sciences (PNAS), las bestias de la última glaciación vivieron allí aisladas. Tenían lagos y una vegetación
estable; pero en esta isla de unos 110 kilómetros cuadrados no había ríos ni
manantiales.
Y esto, unido a la gran cantidad de agua que
necesitaban consumir diariamente, el aumento del nivel del mar y la subida de
la temperatura, resultó ser una bomba de tiempo. La mayoría de los mamuts
dejaron de existir unos 5.000 años antes que sus primos de las islas del
Ártico.
De acuerdo con los científicos
de la universidad estatal de Pensilvania, una vez que Alaska se separó Siberia
-debido al aumento del nivel del mar- estos parientes lejanos de los elefantes
quedaron atrapados en las islas que se formaron en el estrecho.
Allí se dedicaron a deambular
por los alrededores de los lagos para abastecerse de comida y agua potable.
Pero en la medida que el
planeta se calentaba, las islas se encogieron, haciendo que algunos lagos
fueran tragados por el océano y que el agua salada penetrara en las reservas que
quedaban.
Los gigantes peludos se
fueron congregando más y más alrededor de los pocos pozos de agua que quedaban.
Pero la erosión creada por ellos mismos causó la aceleraron de la sedimentación
de los lagos.
Aumentaba la sed y escaseaba
el preciado líquido. Fue así, como poco a poco, fueron muriendo de sed. H+O:
por qué la existencia del agua, crucial para la vida, es un «milagro»
de la naturaleza Cráter y pozos poco profundos
La isla de Saint Paul queda a
medio camino entre Alaska y Siberia. «Ellos estuvieron deambulando, lo que
destruiría la vegetación», explica el principal autor del estudio Russell
Graham. «Y esto permitió dio pie a que la erosión de sedimentos llegara al
lago, lo que hace que cada vez se produzca menos agua potable».
«Los mamuts estaban contribuyendo
a su propio deceso». Graham señala que al no haber suficiente lluvia o
nieve derritiéndose para llenar los lagos, los animales tuvieron que haber
muerto muy rápido.
«Sabemos que los
elefantes modernos necesitan entre 70 y 200 litros de agua al día»,
agrega. Los mamut de Saint Paul tuvieron que haber necesitado mucha más aguas
que los elefantes de hoy, debido a que las bestias ancestrales estaban
diseñadas para retener el calor -mientras que los parientes de hoy lo evaporan.
Y la disponibilidad del agua
en esa isla, tanto ahora como entonces, estaba restringida a aguas subterráneas
poco profundas, varias lagunas costeras y tres lagos de cráter.
«Asumimos que los mamuts
necesitaban la misma cantidad de agua, así que si el pozo de agua se seco, si
se hubiera secado por un mes, habría sido fatal».
Los expertos descartaron
otras hipótesis que podrían explicar la extinción del mamut.
Los humanos no colonizamos
esas tierras hasta el 1787, cuando cazadores rusos de ballenas llegaron a estas
tierras.
Tampoco se puede culpar a los
osos polares, pues todas las evidencias que hay sobre la existencia de estas
criaturas son de unos 1.000 años después de la extinción de los mamut.
¿Actividad volcánica? Los
especialistas consideran que es poco probable, dado la ausencia de sedimentos
volcánicos en el lago.
El último mamut de la Tierra
murió hace unos 4.000 años (y esto es solo una ilustración).
La vegetación también se
mantuvo estable en la isla durante el tiempo que vivieron estos gigantes
peludos, así que no se trató de falta de comida, y si pensamos que pudo haber
habido un problema de sobrepoblación, en el estudio se explica que la isla
alcanzó el tamaño que tiene ahora unos 3.000 años antes de que habitara el
último mamut.
Los expertos señalan que lo
que le ocurrió a los mamuts milenios atrás podría pasar hoy en día con el
calentamiento global en pequeñas islas, lo que podría ser una amenaza tanto
para animales como para humanos.
«Desde un punto de vista
más general, este estudio señala cómo pequeñas poblaciones son sensibles a los
cambios en el medioambiente», le dijo a la BBC Love Dalen, profesora en
evolución de la genética del Museo de Historia Natural de Suecia.
El último mamut que vivió en
el planeta deambuló en otra isla del ártico, la de Wrangel, y se piensa que
murió hace 4.000 años.

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